- amoniaco
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Es verdaderamente improbable que cuando tenemos la desgracia de sentir en nuestra nariz el repelente olor del amoniaco pensemos ni por un segundo que estamos ante algo relacionado con los dioses. Pero ocurre que este gas incoloro que los químicos conocen familiarmente como NH3, y cuyo nombre nos llegó directamente del latín ammoniacu(m), \'(sal) amoniaca\', encuentra su origen en el griego ammoniakós, que significa literalmente \'[del país] de Ammón\'. Y este nombre era, nada menos, el de un dios egipcio, en sus orígenes sólo de la ciudad de Tebas, pero posteriormente incorporado al panteón de los dioses mayores, hasta el punto de que los griegos lo identificaron con Zeus, su dios máximo. Dado que este compuesto se traía de Libia, y se elaboró por primera vez cerca de un célebre templo dedicado a Ammón, se le dio ese nombre. Así es que, ya sabemos que, a pesar de todo, hay algo de divino en un olor como ése.
Diccionario del origen de las palabras. 2000.